martes, 10 de febrero de 2009

La Plena.

- ¡Huevón!-
- ¿Por qué?-
- Lo que yo digo es que si me Diosito me dio los churos de verdad, para qué me voy a cortar. Y si me hizo cerdoncito, bueno, allí me puedo rapar también.-
- El Casitoproducido tiene los gorros más cómodos del planeta.-
- El Idiota también.-
- Desgraciado.-
- Loco, es mi vida no más. Es como el argumento contra las ovejas clonadas, que sucede al argumento de rebeldía de pastores en Escocia que sucede argumento de mucho césped expirado. Y la gente, obvio, dice que es la Ira de Dios, por clonar las ovejas.-
- Me vas a decir que el modificar ADN animal es tan innoble como el hacerse la permanente.-
- Precisamente lo contrario.-
- Ja ja ja.-
- ¿Te sigue cobrando lo mismo la peluquera?.-
- No.-
- Por lo menos.-
- ¿Para qué respondes?-
- ¡Porque no me siento ofendido! ¡Cala lo bien que me quedará el invierno!-
- Llamarás cuando quieras que te quite las ramas de nogal de la cabeza.-
- Y eso sólo en invierno, porque tus perfumes en verano nos serán inaguantables.-
- Qué optimista.-
- Experiencia es la que habla. Peor aún, con poros sintéticos.-
- Alguien se rancló demasiadas clases de anatomía.-
- Yo, Rulosdechendo, respeto tu opinión. Después de todo, eres tú el que pone en ridículo a tu familia, y ya quedamos la otra semana que de primos no tenemos nada.-
- ¿Poner en ridículo? ¡Es puto pelo!-
- Para mí a la especie humana, pero qué poco sé yo de estos asuntos. Suerte de Darwin, que escapó de las Galápagos a tiempo.-
- ¿Claudia, vos que opinas?-
- Deberíamos ranquear el peinado de cada uno, ahorita. -5 puntos de estilo si el las ondulaciones no se previeron en el parto.-
- A mí no me parece tan mal. Creo que cada uno puede hacer con su peinado lo que le venga en gana: al fin y es la parte más prescindible de la cara. Cuántas veces hemos metido la barriga o nos hemos puesto bloqueador en la rodilla más morena o hemos prescindido de la carne_poco_cocida para ganarnos el corazón de nuestro Suegro de la India. ¿Cómo saber si los espejos no conspiran contra nosotros? ¿Cómo no sospecharía el Rulos que era crespito desde el principio? Seguro su deseo no era tan diminuto y tan prescindible y quizás su contestación no era al cuestionario del barrio sino al cuestionario del planetario, y quizás sus motivos no se formaron en el apestoso rincón del hemisferio derecho que pretende estar al tanto de lo que pasa en el cabello de nuestros conciudadanos, sino en algún paisaje poco iluminado entreverado en el resto de capas, amarillo y olvidado, profundo y sabio, amnésico y circuncidado.-
- Uff, Claudita. Si joda no más era.





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Creo que deberíamos abolir el inoportunismo, 
pero no creo que sería oportuno empezar hoydía.


lunes, 9 de febrero de 2009

Conocer Gente es Fácil

Le conocí al Idiota el 28 de enero, y para entonces él ya le conocía a la Claudia. Nos saludamos de la forma más ordinaria posible y me preguntó por mi madre y por el Rulosdechendo. Yo le pregunté que tenía que ver con él. Me dijo que ambos habían estudiado juntos en la Facultad de la Simetría. Con razón trataba de equilibrar las deformidades con tanto afán y tanto arete. Le dije que se siente, y le pregunté si quería algún trago. Me dijo que no y sus ojos se perdieron en la botella de vodka y me sonrió y yo me quedé con esta obscena expresión de confusión que traté de tapiñar con una sonrisa recíproca, pero no pude comprobar mis resultados. Ni bien se sentó se puso a robarse los manís y a acariciarle a la Claudia, que, si bien a mí nunca me pareció del todo volátil, hoydía se veía más acariciable que nunca. Supongo sólo eso pudo explicar mi placer paranormal al sobarle los vellos del brazo cuando le sirvo el vodkatonic al Idiota. Entonces el Ramón me dice que ha llegado un poco más de gente y le digo que no he escuchado ningún timbre y me dice que han avisado por el beeper y entiendo que no hay ningún otro invitado (lo cuál es una lástima, porque ya pensé que el paseo de la Vero se había suspendido, de nuevo) sino que el Ramón quiere hablar conmigo. 
- Sé que nací hoy, Moquiflojo, pero tengo un mal presentimiento acerca de esto.-
- ¿Uh?-
Y calo que lo que el Ramón me quiere decir es que en esas seis horas de vida, llenas de anhelos muertos, se había pasado cuatro conversándole a la Claudia del parto y del escape del estudio y de cómo se había robado una copia del elepé conmovedor de los Animal Collective a la salida y seguro le hizo escuchar y ella, por alguna razón fuera de mí, le aprobó y el Ramón empezó a volar con la Claudia y entran en mi chimenea. Ascienden, perfumados a Polo Norte en Navidad Pobre y a cenizas del Guagua Pichincha en el 99, y él trata de jalarle los pies a las nubes y desanudar los zapatos de los ángeles y qué cruel es esta existencia nuestra que se le ha llevado a la Claudia, que se ríe como nunca de tanto sueño sin fundamento y cita a escenas de Buñuel al azar y toca el timbre y llega el Idiota, y yo mismo me encargo de darle mi dinero, mi alcohol, mi puesto en el estar y dejar que opine de mi apreciación musical. Le he escuchado y me ha hecho acholar, y el Ramón, tan joven, tan ilusionado, con las plumas todavía en el ala y no en la almohada, no entiende por qué le hago mis mejores bromas a su enemigo predilecto y tengo este remordimiento paternal y le quito los cacahuates, por que ya viene la comida, y él ni siquiera tiene las agallas de protestar pero luego me digo que mi inospitalidad no se fundamentaría y no puedo sino traer más cacahuates de la cocina y el Ramón me ve con los ojos sudorosos y sólo dentro de la ola de autodecepción recuerdo que he olvidado cómo nadar.

Las algas vuelan por encima de mi cabeza, con fotos del Idiota en su niñez adheridas a las raíces. Zombies de pulpos me susurran cómo es el túnel y lo bien que les sentó para curarse del la luz del final del túnel y cómo creaban jabones de la hipotética grasa de alga raspada en las paredes del túnel. Medusas eléctricas me soban los cabellos, sobradas y silentes, creyéndose más viejas que el mar y creyéndose que sí existe un oceáno suficientemente grande para albergar a su ego. Quisiera conversar con Neptuno acerca de los beneficios de una educación violenta y poco comprensiva, pero me dicen los pelícanos que hace rato que esa mitología pasó de moda. Les explico mi bloqueo cultural en el estudio y me responden graznando, como sus primos buitres, y me dicen que allí ya están enseñando al buceo y que si no me electrocuto mucho incluso podrán hacerse con mi carroña. No me gusta la idea. Tengo ecos poco firmes de musicales de la Sirenita y de un compartimento cerrado que yo puedo abrir con destornilladores y que contiene el agua del mar en el mar y los arrecifes en Oceanía. Me canso, y sólo en la fatiga puedo reencontrarme con la desilusión del Ramón y recuerdo mis propias fantasías del kinder y de cómo me saboteaban en las negociaciones de la plastilina, pero los recuerdos no detienen la culpa, y es que yo sí podía haberle cerrado la puerta al Idiota en la cara, o, mejor aún, decirle a la Claudia que no confiaba en ella como niñera. 

domingo, 8 de febrero de 2009

La Claudia, Toctimizada

- Entonces el I. me dice "podemos ir ahorita", ¿y cómo le digo que no?-
- "Idiota, hoydía te tengo que decir que no." O, una mejor: "No."-
- No le digas así. El no tiene nada que ver con eso.-
- Te juro que mi primo Alberto tampoco quiso llamarse Alberto, si yo mismo no quisiese llamarme Ramón. ¿Te acuerdas de esa prima súper cruel, la Angélica, que me decía que "tranquilo, no es culpa tuya sino de tu madre por embarazarse de vos"? y se me venían estos flashes de mi vieja, llorando por haberme parido, sin poder jugar el baile de las sillas. Idiota es ameba comparado con las conclusiones de la Angélica.-
- No me gusta que te burles de las amebas tampoco. En fin. No le pude decir no. Tenía esta leve inocencia, manchas blancas en las palmas, una herida superficial que le borraba las otras siluetas equívocas de su mejilla derecha, que se la hizo el lunes y parece de toda la vida. De alguna forma ya sabía vivir con ella. Me dice que no me va a doler y que más bien voy a salir toda perfumada y que quizás los pastores alemanes quieran llevarse un trozo de mi pierna, pero que él no les va a dejar.-
- Querías que el Idiota te muerda la pierna.-
- ¿Son tan malignas esas ganas? No lo hubiese pedido, y supongo que no sólo me hubiese sonrojado sino que hasta me hubiese puesta incómoda, le hubiese dicho que en qué estaba pensando y lo más chistoso hubiese sido que-
- ¿Te mordió?-
- No. Es un caballero hasta cuando quiero que no sea tanto. Te lo digo, Ramonín, que a él tampoco le faltaron las ganas después de completar la metáfora, pero más bien hizo otro chiste sobre los perros alemanes. Siempre hace eso el I.: estoy segura que si me quedo una tarde con él abré explorado su visión de toda la humanidad.-
- Qué tipo tan profundo.-
- Es un decir. Serán, de nuevo, sólo siluetas, superficiales, inútiles, las más graciosas de todas, y entonces a nuestro siguiente encuentro tomará esos viejos chistes de la jornada anterior y se disculpará por repetirlos aunque su estructura siga igual de perfecta y entonces, por supuesto, profundizará y claro, hablará mierda también porque también es persona, pero me dará esta frase de vocalización débil que me memorizaré en el camino y quizás me aburra pero me despertaré, quasiluminada, todavía soñando, recién conciente de su brillantez. -
- ¿Cuál fue la frase de hoydía?-
- Allí está el encanto pues. Sigo tan dormida, tan en el limbo, que entiendo que intentar memorizar es tan limitado, tan de-acá, que sólo disfruto. El I. ha estado presente en todas mis pesadillas desde que le conocí.-
- Estás enamorada del Idiota.-
- Estuve, ayer tipo ocho. Justo allí se te pega la cáscara y sientes que los niños quieren arrojarte piedras para quebrarte y que no pueden. Te sientes inquebrantable. Cómo no le voy a querer.-
- ¿Y te decepcionó?-
- Te digo que es un caballero. Pero luego me dijo que era hora y que me tenía que sacar. Sacó sus tenazas de platino que precisamente habían sucedido a los pastores alemanes, y se sacó este relato brutal del tío que trabajaba en las minerías y que ahora estaba en uno de esos sanatorios divertidísimos llenos de mimos invisibles y de alguna forma no identifiqué a su humor como negro en lo absoluto y rompió la cáscara y cuando salí vi los pedazos y olía a sus dedos y tuve un deseo de decirle que le quería, pero entonces hizo otro comentario, brutalmente divertido y como que ya no era oportuno hablar de cosas serias ahorita. Se fue, besándome la mano. Yo me cagué de risa ese rato, queriéndome contener, y él, por buena onda, se me rió también. No me dejó ningún recado esta vez, y cuando salí, me acordé que todas mis primas seguían arriba, y allí sí me sentí sóla. Mis primas, y porque en mi familia se abolieron las sorpresas, siguen tan ordinarias como siempre. En fin: ¿qué hiciste vos anoche?-


martes, 3 de febrero de 2009

"No Queda Más Mermelada?" (Acústico)

Hoydía le llevamos al Moquiflojo a que visite a sus parientes en el manicomio. Digo, seguro me están malinterpretando desde ahorita: "le llevamos" suena a "le obligamos" y es más bien fue como "nos martirizó con indirectas al estilo de: Syd Barret me recuerda al Tío Hugo jugando al cuarenta durante tres semanas, y no nos quedó otra opción sino idearnos un reemplazo disque original para el picnic del domingo". Moquiflojo no tiene los huevos para proclamarse el Manipulador Universal, pero es de largo el más poderoso de nosotros. Lo que nos lleva una vez más a la refrán que no entiendo por qué nadie censura: "Todo el mundo te respeta si les amenazas con estornudarles". Obvio, sigue con gripe, y por eso mismo se quiere ir. Total y el Tío Hugo no ha sido sólo veterano de guerra, sino curandero, y, si los rumores son cierto, es un cevichista magnífico. Pero le comenté esto al Rulosdechendo y me respondió preguntándome quién carajo les iba a distribuir el marisco. Tengo estúpidas visiones sobre lluvias de camarón destrozando las tejas, lesionando transeúntes, perfumando avenidas. Saben mal, y más que como regalo divino mi Filtro del Subconciente la califica como uno de los films acerca de la Ira de Dios. Todos las tomas están en picada, lo que añade al complejo de superioridad.

El Moquiflojo abre la puerta y las visiones se esfuman. Huele a pies pero a pies que cercanos huelen distantes. No que yo converse tanto con Gente_Descalza, pero mientras ellos buscan la profundidad de las minas en el deliniado de la retina, yo no soy tan huevón y les veo los tobillos. Siempre me dicen más, siempre me son más honestas, siempre acabo queriendo conocerlas menos. Supongo que Los de Arriba se la pasan todo el día deprimidos, porque para ellos ya no hay sutilezas ni secretos ni ganas de cortejar-- para qué si igual ya se qué dientes no mismo se van a cepillar. Hay retratos genéricos de gente genéricamente importante y por alguna razón todos sonrien. Estamos en un manicomio, so bruto, me dice el Rulosdechendo. Hay ventanales que seguro les encandilarían en las noches despejadas y hay una máquina para cortar el césped, desmantelada, desconectada, acurrucada en una de las esquinas del comedor. Hay comida sobre la mesa, y sólo el Ramón ha tenido el valor de probarla. Dice que sabe mejor que la comida de los locos habitual. Hasta ese rato me había olvidado de su pasado.

Y entonces escuchamos el ruido del cambio de hora y entendemos que en este manicomio no puede haber un alma. Digo, almas, quizás, porque según el lema que leímos en la entrada la Gente de Acá estaba tan rayada que hasta podría querer quedarse, mordiendo el polvo y tratando de encontrarle el lado más amable. Tendrían una eternidad para desilusionarse. Moquiflojo suspira, confuso, y tres péndulos mortales con mortadela en las puntas se activan a cada pared. Supusimos que el administrador estaba medio loco también, porque para servir embutidos subvalorados media docena debía bastar. El Moquiflojo saca un pañuelo y toma una rodaja y la examina como si fuese no de otro mundo sino de otro tipo de mamífero y nos dice "Lo que me temía, es de koala." "Uh?" decimos al unísono, y entonces cae la tarde con un atardecer poco memorable y oscurece y nadie ha llegado.

Paranoia, azucarada. De alguna manera la siento peor. Me invaden memorias de grillos chismosos contabilizando las estadías en el arco iris y cobrándoles por servicios que no consumieron, de osos hormigueros que no llegan a cruzar el río para saludar a sus parientes HumanoBastardos, a pequeños buzos terrestres que han confundido a los péndulos con aletas y los han acariciado con demasiada confianza, a los enfermos exiliados a la tierra de Nadie, el profesor, y lo han contagiado de sus malos hábitos y le han hecho confesarse, escucho las confesiones de Nadie y me dice que él por él no hubiese muerto si no hubiese confesádose antes "Seguro, mi Raskolnikof" le dice la mujer y Nadie le propina una mordida y todos gritan todos se han arrojado al suelo a rodar mi vida y los péndulos nos rapan y quiero recuperar mis comas y no hay nadie en este sanatorio y nadie me las va a devolver y piratas que fluyen de las montañas a salvarnos pero recuerdo que ellos siguen oliendo a camarón y no quiero que entres pero te vas a morir y no quiero que entres pero entonces no vas a parar de delirar y qué y es que te va a dar hambre y tú no tienes el valor, como ellos, de confundir ratas con raviolis y mortadelas con enfermeras permisivas.
- ¡El Jardín!- grita el Ramón, y se abalanza hacia la otra puerta y claro, allí están todos los locos, descalzos sobre el huerto, oliendo cercanos.

-¡Fresas! ¡Fresas! - y comimos.

domingo, 1 de febrero de 2009

FAQ1

¿Con que bitácoras virtuales, eh?
Seh.
¿Como así?
Porque era lo correcto. Moralmente, me refiero. Precisamente ayer conversaba con un Evangelista Sensacionalista sobre esto. Le pregunté si tenía un blog y me dijo que obvio. Ha sido de la onda doom metal el man. Bueno, de todas formas, me dijo que un botón deBackspace equivalía a 75E75 tachones en la cartilla. Le dije que el tachón por lo menos mantenía la esencia de humanidad en el escrito, y el me dijo que ese ni cagando era mi estilo. Le dije que era la plena, acordándome de los Kraftwerk. O más bien de los Can. Seh, de los Can. También me acordé de mis sueños con un disco duro gigante y que le chocaban las olas y que se podría y que nadie le iba a llenar.
¿Y qué pretendes?
Invocar a la reminiscencia. Después de todo, eran nuestros antepasados los que comían la carne cruda. Dejar de cocer, supongo. Demostrar que los sartenes literarios están sobrevalorados y que al aceite vegetal sí se lo usa demasiado.
Uh?
Quiero que le lean a la carne cruda. 

Y te preguntas si podrás hacer una bomba con ella si está igual de chiclosa y la sangre se te mezcla con el arroz y está bien claro que así sí le vas a poder poner el parmesano encima sin que le abrume los sabores y te pones los pimientos y las especies porque ya no crees en las granjas de hoy en día y apenas cuando acabas de masticar un trozo te propones a cortar el siguiente y has olvidado activar las válvulas y un chorro se dispara hacia el retrato del Tío Hugo que cuelga de la puerta de la cocina y te preguntas si esa sería una coincidencia y se te va el apetito.


No sé qué foto poner.