jueves, 27 de agosto de 2009

Opiniones sobre el trato de Intrusos redactadas por los Infiltrados

-Hay una película que se trata de eso.-
-Oh.-
-No tienes una idea lo buena que es.-
-¿No le dejas terminar el relato?-
-Seguro termina igual que la película.-
-¿Cómo?-
-Lo arrojas al arroyo, pero él igual encuentra el camino a casa.-
-Ni cagando. Los murciélagos ya se llevaron sus huellas del sendero y nosotros mismo machamos las llaves. -
-Quizás no vivía en su casa, sino sólo en su hogar.-
-Yo tengo un amigo que dice que uno sólo tiene un hogar una sóla vez, de chico.-
-Este es mi hogar.-
-Pero vos sigues siendo chico.-
-¿Se ahogó en el arroyo?-
-Más o menos. Primero produjo el más innecesario de los escándalos, y tuve que golpearlo.-
-Buena onda.-
-Te escuchó la Gente de Luto?-
-No creo. Y si sí, seguro estaban de mi lado.-
-Por lo menos no estaban del de él.-
-Otra vez las mortales neutralidades del Curado?
-Ja.-
-Y se murió del golpe?-
-No creo q se murió. En lo absoluto.-
-Ah, entonces no le estás copiando a la película.-
-Le hiciste la tumbacocos en medio cráneo y se mantuvo tan parado como siempre.-
-Nah, sí se dio un chapuzón.-
-Y salió del arroyo con otra linda experiencia para el currículo.-
-No te creo.-
-Así no se acaba la película.-
-Ya hemos conversado de la falta de nuevos recursos por parte de los guionistas.-
-Y tu siempre estás a su favor.-
-No entiendo.-
-Yo tampoco. ¿Lo dejaste ir, así como así?-
-Así es.-
-Oh.-
-Harta testosterona.-
-O por lo menos la adecuada.-
-¿Hay testosteronas erróneas?-
-Tienen que haber mejores testosteronas que otras.-
-No le digan nada de esto al Curado, que él si sabe de anatomía.-
-Y sí que sabe.-
-Idiota.-
-¿Por dónde salió el intruso?-
-¿Cómo salió el intruso?-
-¿Por qué vino un intruso?-
-No sé. Le hice el tumbacocos y me retiré, confiado de su hemorragia masiva. No pasaron tres minutos cuando me gritó “yo no soy la palmera de nadie” y me palmeó en la espalda con violencia. Sus dedos hedían a algas y a monedas sin valor. ¿Debía perseguirlo?-
-No.-
-¿De veras dejaste escapar al intruso?-
-Tenía dos opciones, creo. La primera era halar esa ligerísimo ramo de piel que pendía de su cabello y dejar que su cerebro resbale fuera de la cabeza. Su cuerpo entonces se doblaría como los mejores maniquís ante los vientos dentados del norte y su boca permanecería entreabierta de tal forma que ya la estaríamos uando como lapicera, cualesquiera el proceso de votación. Las Gentes de Luto seguro vendrían a interrogarme, pero se ha hablado tanto de mi apellido últimamente que mis parientes sólo podrían agradecer el deshacerme de la escoria DENTRO del cementerio.-
-Como si tuvieras opción.-
-Como si no fueran escoria.-
-La segunda era dejarlo ir. Como sería mi día anual personal del samaritano impredecible, cosería su cabeza con los hilos de la abuela y luego le daría una tarjeta de contacto. Charlaríamos sobre truchas revolcándose en la orilla, sobre la fornicación de las algas aún con las monedas al lado, de las hostias no consagradas que podría comprar con las mismas monedas, que ahora han perdido toda la gana de testificar y bien podrían mantenerse tan al margen como sus comensales. Podría invitarlo a cenar, inclusive.-
-No me digas que lo hiciste.-
-Nah. Ni siquiera le cosí, si sí me dolió la palmada. Se le cicatrizó la calva cuando los malos aires ya rozaban su hemisferio derecho.-
-¿Era mimo o algo así?-
-No creo, pero algún tipo de gimnasia practicaría. No le sobraba sentido del humor, por decirlo así.-
-Es decir, había una tercera opción.-
-No sé si cuenta, esa.-
-Claro que cuenta, si es la más personal de todas.-
-No lo invitaste, verdad?-
-Estaría bien hipócrita.-
-O algo.-
-Sí. Lo mismo pensé. O algo así. En todo caso, yo no tenía por qué alimentar a un enemigo tan obvio.-
-¡Enemigo tan obvio!-
-Yo no soy nadie para criticar la tolerancia, pero no me gustaría que una cosa de estas volviera a pasar.-
-A qué te refieres?-
-El Demonio ya lucha suficiente para que NOSOTROS podamos deleitarnos con sus mandarinas.-
-Todos sabemos que son venenosas.-
-¿Y eso nos detuvo alguna vez?-
-No entiendo.-
-Demonio tiene tres árboles de mandarinas no tan comestibles.-
-Son exquisitas, en serio.-
-La próxima vez que lo encuentres tan cerca de las ramas, le cortas la mano. Nada de chapuzones y vueltos follando con algas.-
-Dónde depositará la mano?-
-Yo traje unas bandejas que dicen “Organ Donor” en la base.-
-Buena canción.-
-¿No es como muy hecha la virtuosa?-
-No.-
-Por qué queremos bandejas con leyenda inscrita?-
-No les gustó la idea?-
-No está como muy masculina.-
-A estas alturas te vas a preocupar de la masculinidad de sus ideas.-
-Lo que yo hablaba: testosteronas no necesariamente malas, pero por lo menos parcialmente defectuosas.-
-Fuck la ornamentación. Está claro que si pones la canasta más simple del planeta con tres hígados adentro, todo el mundo sabrá no sólo que va a donarse a la ciencia, sino que la ciencia está cercana.-
-No quiero una sóla broma sobre el Curado.-
-Ok, ok.-
-¿Se llevó o no se llevó las mandarinas?-
-Yo digo que sí, pero se le reventaron en el bolsillo.
-¿Así acaba la película?-
-No.-
-¿Qué película?-
-Una que es sobre frutas, también-

domingo, 9 de agosto de 2009

Mi Paute me Perturba


Seguir, como subir, como talar pinos en un bosque fosforescente sin que te juzgue nadie, sin que te atropellen furgonetas en los puentes porque te estás durmiendo al otro lado de la calle, sin que el pasado regrese como tremenda infección sino como tan sólo una capa tan sólo comparable con la dermis o la retina, y, al mirar a los montes y a las monturas sólo puedan traducir mensajes de comfort en tus ojos, como si este fuese el único lugar del planeta en el que sea legal tomar una siesta, como si los caimanes del ocio jamás hubiesen considerado visitarte, como si cada vez que tomes aire para seguir adelante lo único que estés haciendo es retornar a este garaje donde tu alma siempre ha permanecido, porque claro, el cuerpo quiere ser libre y conquistar el mundo, pero el espíritu no puede ser más hogareño, y cuando uno le propone salir a, yo que sé, las películas o los tés helados, contrarresta tu gasto de valor con las excusas más obvias, más forzadas, menos cómodas para ambos. Seguir, porque uno no puede basar su vida en cómo se respira, en qué te exige la respirada, en qué te traten de gritar las montañas cuando el resto del paisaje es tan obviamente silente. Digo, si realmente necesitar decir algo, ¿no podías juntarte con otros amigos? Quizás soy siendo injusto con las elevaciones y las cordilleras, quizás sus cuevas y sus grietas y su busca de erosión sea sólo un esfuerzo por comunicarse con nosotros, quizás les atraemos, quizás les gustamos, quizás se babean todas las noches pensando en cómo nos revolcaríamos, aún acompañados, sobre sus girasoles, y la lluvia tan sólo es el proceso samaritano de la Madre Tierra para que no se les acabe la saliva (como el chiste del “Sangaycito, estás babeando/ no importa, tengo más”) y es que la Madre Tierra, sobre todo tolerante, tiene que tener un sentido del humor fenomenal y quizás sea sólo ella la que nos provea estos sueños tan deliciosos, y sí, la sangre de la carne estaba buenísima y las nubes forman las trufas importadas más justificadas, pero en cambio tenemos esta fatiga ajena, como merecida, y cuando semejantes proposiciones corren hacia vos, te digo la plena, uno sólo puede seguir, no necesariamente hacia adelante, pero no dejar que los hechos se apilen porque seguro vas a tener que recogerlos y es mejor irlos desintegrando de a poco, como superficiales, como si de veras pertenecieran a alguien más, pero no, son definitivamente son tuyos y eres vos quién está envejeciendo y es a vos a quién susurra esta voz que no es en lo absoluto angelical para que te pierdas, te botes, te duermas, y quién dijo que dormir no es la forma más sincera de seguir adelante. De seguir, como revivir, como darte cuenta que ya no te importa si te arrojan felinos al pecho con tal que sean del otro sexo, que no te importa renunciar a una conversación sobre los kinks mientras puedas seguir en la hamaca, que incluso puedes trotar alrededor del trampolín si es que te permiten quitarte los zapatos. Estoy viejo, quizás, pero eso es por que sé seguir, y quizás cada día me esté volviendo más sordo pero hoy les escuché a las montañas y cuando les pregunté si había algo que hacer en el pueblo me dijeron que no, que ni cagando, que no se me ocurra regresar a menos que lo que necesite verdaderamente sea una imperturbable paz, arrolladora paz, aterradora paz, alcánzame si puedes, Paz, y me veo huyendo de semejante capital de las siestas fáciles en un automóvil por el que voy a pagar más peaje del que debería, pero te juro, lo pago, lo pago si me mantienen despierto.
No es falta de tinto, Rulos. Te juro que el lugar está embrujado y te juro que no te perdiste de nada.

miércoles, 15 de julio de 2009

Agripado.

Me despierto y los Animal Collective se van a Quito el Dos de Noviembre y yo digo "no voy a dejar que esta gripe sea la que me detenga" y me separo de la almohada y el Rulosdechendo fotografía la telaraña de saliva que se extingue por el flash a la madrugada y le pregunto al Rulos qué hace ya despierto a las cinco y media, olvidando su falta de etiqueta conversacional y su vicio de responder preguntas con preguntas y con proposiciones que involucran no a terceros sino a quintos.
- Nidea. Vos?-
Y le cuento de mi paranoia con el recital que la enfermedad me censurará y le ruego que me aparte una entrada y que me acompañe a adelantar el Día de Difuntos.
- Loco, estamos en 14 de junio. ¿Qué dices que padeces?-
- Gripe no más.-
- ?-
- Perdón, estoy con el sentido de urgencia en las nubes estos días. -
- No vienen los Animal Collective, tampoco.-
- ¿Serio?-
- Eso me dijeron.-
- Qué lástima.-
- Así dices.-
- Igual acolita al cementerio, porsiaca.-

Qué me va a acolitar.

Yo sólo conocí a un muerto: Antonio Gómez Cuevas. Mientras tomaba el metro al camposanto me pellizcó este señor asiático de apodo Badaling que tenía restos de arbustos en el titánico bigote y le dije que deje de hacerlo, que eso no es del todo masculino y que si quería resolverlo en serio, le esperaba en el Club de la Marmota a la medianoche del domingo.
-Topas en misa, antecitos.-
Pero Badaling no quería irse, sino contemplarme con la más extranjera de las miradas e inyectarme remordimientos como si mi alma no fuera demasiado Occidental, demasiado vaquera y demasiada llena de osos monocolores y chocolates de verdad. Total y todas esas películas de Morricone construyeron un muro ciertamente dramático pero ciertamente penetrable, y cuando le dije que no iba a sucumbir a una táctica tan poco respetada por los míos, me desplomo sobre el pastor de alemanes, aterrorizado no sólo de la muerte sino de la muerte de Antonio Gómez Cuevas, un tipo que siempre nos sonrió en los portaretratos y nos dio las más amigables bienvenidas al ático, y cuando la Claudia le dejó entrar al Idiota en la casa, le propinó el más mecánico de los cenicerazos.
Necesité de un asiático desaseado para obtener estos comprendimientos, sí, pero cuando los analizo hoy, me suenan míos.

Ahora, no me identifiqué con ellos por completo hasta que me vi frente a esta pila de lodo y ataúdes equivocados, con Antonio Gómez Cuevas desnudo y peludo y por lo menos tan muerto como la última vez que lo vi. Entonces me vino el más genuino deseo de tener a quién rezar y a quién pedir perdón, y aunque la mayoría de mis primos se hubiesen disculpado ante Antonio Gómez Cuevas, estaba bien claro que no importe con qué plan de telefonía cuente para hablar con el más allá, este man no me iba a escuchar una palabra. Eso sí, Antonio Gómez Cuevas sonreía, y como sus cabellos llegaban a los labios, Badaling lo apodó de Tragamechón.
-¿Me esperas un ratito?-

Qué me va a acolitar.

Entonces le cubro a Antonio Gómez Cuevas con la manta que me robé del ferrocarril y le quito los mechones de la boca y el Badaling me dice que lo siente y yo no lo noto sincero hasta que él me paga las bromalias y me costea una de estas empanadas de carne molida que saben todas igual sin importar la receta de la masa. Entonces adherimos una bromalia a cada uña del Antonio, y cuando le volvemos a echar la tierra el aroma tiene un encanto más bien infantil y llegan todos estos Niños de Luto que exclaman “Mira, Mamá, mi Primer Mártir” y todas estas madres solteras que se enamoran de las cicatrices del Antonio y quizás este fue nuestro primer héroe, el de nuestra generación, y qué poco legendarias se ven nuestras palas junto a un muerto tan flamante, tan logrado. Es entonces que me pregunto cuánto pensará en mí Antonio Gómez Cuevas, ahora muerto, y me respondo que sus logros son más bien ególatras, que las llamas que carcomieron las penas de nuestra esclavitud fueron todas colaterales, obstáculos para una gloria más definida y más accesible. Porque Antonio Gómez Cuevas era un populista, un hombre que planeaba mucho las acciones pero nunca las consecuencias y no querría yo, si esta era su meta, arrojarme a su misma tumba sin intención de abrazarlo para madurar una eternidad bajo las mismas palmeras sino para obligarlo a escuchar la fotosíntesis en las malas yerbas. Es la segunda vez que le aculpo al Antonio de mis penurias, de mis libertades: sustantivos tan atractivos y tan magníficos pero nunca benignos, nunca recomfortantes y es que cómo me dijo el Rulos: “nadie quiere ser libertador de un catador de sillones.”
- Yo tampoco creo que fue tan buen hombre.- dijo Badaling, pero en cambio tenemos a todas estas nórdicas que ahora sacan sus billeteras para que desenterremos un poco de este hombre incompleto, correcto, superior a todos nosotros por su falta de juicio; y cómo podrían ser sólo los celos y ahora que recuerdo mi espalda también tengo un par de lacras.
“Feliz Día de los Muertos” le dice la islandesa al Badaling, y ahora que ambos estamos tenemos el rostro lleno de labial y podemos emitir juicios objetivos, tengo todas las ganas de regresar a la alcoba a padecer un catarro como lo merece cualquier hombre libre.

miércoles, 6 de mayo de 2009

La Claudia, Desenlatada.


Cuando el Ramón me dijo que su vida había cambiado desde que descubrió los enlatados de ventresca, supe que mi respuesta sería importante. Hoy, tres horas después, estoy casi convencida que el saber fue mucho más trascendental, y es no es sorprendente tras un "deja probar." Pero no es tan fácil, tampoco, porque más de uno de ustedes hubiese dicho "no exageres", "no te creo", "no necesito que tus sobredimensionalidades pervertidas me interrumpan ahora, me estás cagando la telenovela" y yo sí soy relativamente quisquillosa con la comida del mar, ni se diga si la lonchera provisional es de metal. Luego fuimos a la Plaza y qué voy a hacer a las 4am en sobre azulejos tan desolados, y otro lomito de ventresca y esta vez se me pasa la carga de aceite de oliva y tengo este ligerísimo mareo y cuando vomito el Ramón me dice que no me preocupe, la primera vez nunca es pecado.

Sólo hay tres puestos de artesanías abiertos y todos los collares están repetidos.
"A qué mismo me trajiste?"
Llega esta banda de marcha y se va por las mismas, pero el aire definitivamente es otro. El Ramón me dice que no tenía ningún plan y ni siquiera me toma de las manos. En minutos estamos acostados en el césped y le sigo cantando canciones de cuna y sigo comiendo sus lomos de atún sobrepreciadoy el Ramón, que casi me abre otra lata, ya medio avergonzado por no haber filtrado el aceite antes, me dice que tengo linda voz.

Es una proposición alagadora pero no sé cómo responderle y desde entonces valoro más cuando sí me las ingenio para tallar mis propias salidas de emergencia conversacional. Me invita al karaoke, mintiendo su edad, y ninguno de los dos se emborracha y lo lamento, pero esta noche estoy en racha y cuántos puntajes sobresalientes necesita una mujer cantando el Himno de la Morocha para llevar a un niño a la demencia. Entonces me acerco al Ramón, me acuerdo lo joven que es y le digo que me perdone, que loco no le dije yo sino los martinis. Y el me responde con un monólogo abrasador sobre el no tener talento pop y el ser expulsado del estudio de grabación y me reprocha y me recuerda estas escapadas Padrino Style y se tiende sobre mis brazos y tiene el cabello caliente y creo que no está sólo ebrio sino bien-sudado.
"Debería estar avergonzado" le digo al tercer wannabe de Frank Sinatra y él me dice que yo soy la verdadera criminal, que le tengo al guagua enamorado. Esto me es fatal, y una vez depositado en el corral, me pregunto cuánta razón puede tener semejante criatura y resuelvo que mañana mismo me confieso por el pescado.

http://theultimatebootlegexperience.blogspot.com/2008/09/tom-waits-2008-07-05-atlanta-ga.html
Escuchen eso y luego me reclaman por enlaces poco justificables.

sábado, 25 de abril de 2009

Mi Primera Escapada

Cuántos ancianos malhumorados insultando al referee y entonces a Antonio Gómez Cuevas le urgió este deseo casi omnipotente de rascarse el testículo derecho. Contrajo el abdomen para despreciar la topografía de su camisa y le abofeteó el olorcito de los bocadillos con masa de hojaldre que solía hacer la Tía Rebeca en la Hacienda. La Susana se los embute regándose el manjar y quizás ella sabía porque sólo así obvió la transparencia de su blusa y seguía tan flaca como siempre. Fue tan breve que ni siquiera hubo tiempo para la nostalgia, pero, con tal mensaje del destino, tuvo que abandonar antes de llegar al pantalón.
- Debo ir al baño.-
- Suerte.-

En el baño no encontró un revólver dentro del inodoro, sino las llaves de la maleta, y esa tarde entendió que sí podía confiarse sonámbulo y qué maravilloso comprendimiento fue ese y qué maravilloso fue comprobar que seguíamos en su billetera. Salió de la trattoría sin jalar la cadena y sólo pudo esconderse diez minutos entre los rostros de los otros antes de que lo atrape el tiroteo. No sentimos todavía culpa alguna por la muerte de Antonio Gómez Cuevas, porque sabemos lo sobrevalorados que son los mártires en nuestra ciudad, porque sabemos que el equipo no jugó mal sino el otro jugó bien, porque sabemos que nuestras preocupaciones serán mucho más graves porque nosotros seremos los libres desde hoydía.

martes, 10 de febrero de 2009

La Plena.

- ¡Huevón!-
- ¿Por qué?-
- Lo que yo digo es que si me Diosito me dio los churos de verdad, para qué me voy a cortar. Y si me hizo cerdoncito, bueno, allí me puedo rapar también.-
- El Casitoproducido tiene los gorros más cómodos del planeta.-
- El Idiota también.-
- Desgraciado.-
- Loco, es mi vida no más. Es como el argumento contra las ovejas clonadas, que sucede al argumento de rebeldía de pastores en Escocia que sucede argumento de mucho césped expirado. Y la gente, obvio, dice que es la Ira de Dios, por clonar las ovejas.-
- Me vas a decir que el modificar ADN animal es tan innoble como el hacerse la permanente.-
- Precisamente lo contrario.-
- Ja ja ja.-
- ¿Te sigue cobrando lo mismo la peluquera?.-
- No.-
- Por lo menos.-
- ¿Para qué respondes?-
- ¡Porque no me siento ofendido! ¡Cala lo bien que me quedará el invierno!-
- Llamarás cuando quieras que te quite las ramas de nogal de la cabeza.-
- Y eso sólo en invierno, porque tus perfumes en verano nos serán inaguantables.-
- Qué optimista.-
- Experiencia es la que habla. Peor aún, con poros sintéticos.-
- Alguien se rancló demasiadas clases de anatomía.-
- Yo, Rulosdechendo, respeto tu opinión. Después de todo, eres tú el que pone en ridículo a tu familia, y ya quedamos la otra semana que de primos no tenemos nada.-
- ¿Poner en ridículo? ¡Es puto pelo!-
- Para mí a la especie humana, pero qué poco sé yo de estos asuntos. Suerte de Darwin, que escapó de las Galápagos a tiempo.-
- ¿Claudia, vos que opinas?-
- Deberíamos ranquear el peinado de cada uno, ahorita. -5 puntos de estilo si el las ondulaciones no se previeron en el parto.-
- A mí no me parece tan mal. Creo que cada uno puede hacer con su peinado lo que le venga en gana: al fin y es la parte más prescindible de la cara. Cuántas veces hemos metido la barriga o nos hemos puesto bloqueador en la rodilla más morena o hemos prescindido de la carne_poco_cocida para ganarnos el corazón de nuestro Suegro de la India. ¿Cómo saber si los espejos no conspiran contra nosotros? ¿Cómo no sospecharía el Rulos que era crespito desde el principio? Seguro su deseo no era tan diminuto y tan prescindible y quizás su contestación no era al cuestionario del barrio sino al cuestionario del planetario, y quizás sus motivos no se formaron en el apestoso rincón del hemisferio derecho que pretende estar al tanto de lo que pasa en el cabello de nuestros conciudadanos, sino en algún paisaje poco iluminado entreverado en el resto de capas, amarillo y olvidado, profundo y sabio, amnésico y circuncidado.-
- Uff, Claudita. Si joda no más era.





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Creo que deberíamos abolir el inoportunismo, 
pero no creo que sería oportuno empezar hoydía.


lunes, 9 de febrero de 2009

Conocer Gente es Fácil

Le conocí al Idiota el 28 de enero, y para entonces él ya le conocía a la Claudia. Nos saludamos de la forma más ordinaria posible y me preguntó por mi madre y por el Rulosdechendo. Yo le pregunté que tenía que ver con él. Me dijo que ambos habían estudiado juntos en la Facultad de la Simetría. Con razón trataba de equilibrar las deformidades con tanto afán y tanto arete. Le dije que se siente, y le pregunté si quería algún trago. Me dijo que no y sus ojos se perdieron en la botella de vodka y me sonrió y yo me quedé con esta obscena expresión de confusión que traté de tapiñar con una sonrisa recíproca, pero no pude comprobar mis resultados. Ni bien se sentó se puso a robarse los manís y a acariciarle a la Claudia, que, si bien a mí nunca me pareció del todo volátil, hoydía se veía más acariciable que nunca. Supongo sólo eso pudo explicar mi placer paranormal al sobarle los vellos del brazo cuando le sirvo el vodkatonic al Idiota. Entonces el Ramón me dice que ha llegado un poco más de gente y le digo que no he escuchado ningún timbre y me dice que han avisado por el beeper y entiendo que no hay ningún otro invitado (lo cuál es una lástima, porque ya pensé que el paseo de la Vero se había suspendido, de nuevo) sino que el Ramón quiere hablar conmigo. 
- Sé que nací hoy, Moquiflojo, pero tengo un mal presentimiento acerca de esto.-
- ¿Uh?-
Y calo que lo que el Ramón me quiere decir es que en esas seis horas de vida, llenas de anhelos muertos, se había pasado cuatro conversándole a la Claudia del parto y del escape del estudio y de cómo se había robado una copia del elepé conmovedor de los Animal Collective a la salida y seguro le hizo escuchar y ella, por alguna razón fuera de mí, le aprobó y el Ramón empezó a volar con la Claudia y entran en mi chimenea. Ascienden, perfumados a Polo Norte en Navidad Pobre y a cenizas del Guagua Pichincha en el 99, y él trata de jalarle los pies a las nubes y desanudar los zapatos de los ángeles y qué cruel es esta existencia nuestra que se le ha llevado a la Claudia, que se ríe como nunca de tanto sueño sin fundamento y cita a escenas de Buñuel al azar y toca el timbre y llega el Idiota, y yo mismo me encargo de darle mi dinero, mi alcohol, mi puesto en el estar y dejar que opine de mi apreciación musical. Le he escuchado y me ha hecho acholar, y el Ramón, tan joven, tan ilusionado, con las plumas todavía en el ala y no en la almohada, no entiende por qué le hago mis mejores bromas a su enemigo predilecto y tengo este remordimiento paternal y le quito los cacahuates, por que ya viene la comida, y él ni siquiera tiene las agallas de protestar pero luego me digo que mi inospitalidad no se fundamentaría y no puedo sino traer más cacahuates de la cocina y el Ramón me ve con los ojos sudorosos y sólo dentro de la ola de autodecepción recuerdo que he olvidado cómo nadar.

Las algas vuelan por encima de mi cabeza, con fotos del Idiota en su niñez adheridas a las raíces. Zombies de pulpos me susurran cómo es el túnel y lo bien que les sentó para curarse del la luz del final del túnel y cómo creaban jabones de la hipotética grasa de alga raspada en las paredes del túnel. Medusas eléctricas me soban los cabellos, sobradas y silentes, creyéndose más viejas que el mar y creyéndose que sí existe un oceáno suficientemente grande para albergar a su ego. Quisiera conversar con Neptuno acerca de los beneficios de una educación violenta y poco comprensiva, pero me dicen los pelícanos que hace rato que esa mitología pasó de moda. Les explico mi bloqueo cultural en el estudio y me responden graznando, como sus primos buitres, y me dicen que allí ya están enseñando al buceo y que si no me electrocuto mucho incluso podrán hacerse con mi carroña. No me gusta la idea. Tengo ecos poco firmes de musicales de la Sirenita y de un compartimento cerrado que yo puedo abrir con destornilladores y que contiene el agua del mar en el mar y los arrecifes en Oceanía. Me canso, y sólo en la fatiga puedo reencontrarme con la desilusión del Ramón y recuerdo mis propias fantasías del kinder y de cómo me saboteaban en las negociaciones de la plastilina, pero los recuerdos no detienen la culpa, y es que yo sí podía haberle cerrado la puerta al Idiota en la cara, o, mejor aún, decirle a la Claudia que no confiaba en ella como niñera. 

domingo, 8 de febrero de 2009

La Claudia, Toctimizada

- Entonces el I. me dice "podemos ir ahorita", ¿y cómo le digo que no?-
- "Idiota, hoydía te tengo que decir que no." O, una mejor: "No."-
- No le digas así. El no tiene nada que ver con eso.-
- Te juro que mi primo Alberto tampoco quiso llamarse Alberto, si yo mismo no quisiese llamarme Ramón. ¿Te acuerdas de esa prima súper cruel, la Angélica, que me decía que "tranquilo, no es culpa tuya sino de tu madre por embarazarse de vos"? y se me venían estos flashes de mi vieja, llorando por haberme parido, sin poder jugar el baile de las sillas. Idiota es ameba comparado con las conclusiones de la Angélica.-
- No me gusta que te burles de las amebas tampoco. En fin. No le pude decir no. Tenía esta leve inocencia, manchas blancas en las palmas, una herida superficial que le borraba las otras siluetas equívocas de su mejilla derecha, que se la hizo el lunes y parece de toda la vida. De alguna forma ya sabía vivir con ella. Me dice que no me va a doler y que más bien voy a salir toda perfumada y que quizás los pastores alemanes quieran llevarse un trozo de mi pierna, pero que él no les va a dejar.-
- Querías que el Idiota te muerda la pierna.-
- ¿Son tan malignas esas ganas? No lo hubiese pedido, y supongo que no sólo me hubiese sonrojado sino que hasta me hubiese puesta incómoda, le hubiese dicho que en qué estaba pensando y lo más chistoso hubiese sido que-
- ¿Te mordió?-
- No. Es un caballero hasta cuando quiero que no sea tanto. Te lo digo, Ramonín, que a él tampoco le faltaron las ganas después de completar la metáfora, pero más bien hizo otro chiste sobre los perros alemanes. Siempre hace eso el I.: estoy segura que si me quedo una tarde con él abré explorado su visión de toda la humanidad.-
- Qué tipo tan profundo.-
- Es un decir. Serán, de nuevo, sólo siluetas, superficiales, inútiles, las más graciosas de todas, y entonces a nuestro siguiente encuentro tomará esos viejos chistes de la jornada anterior y se disculpará por repetirlos aunque su estructura siga igual de perfecta y entonces, por supuesto, profundizará y claro, hablará mierda también porque también es persona, pero me dará esta frase de vocalización débil que me memorizaré en el camino y quizás me aburra pero me despertaré, quasiluminada, todavía soñando, recién conciente de su brillantez. -
- ¿Cuál fue la frase de hoydía?-
- Allí está el encanto pues. Sigo tan dormida, tan en el limbo, que entiendo que intentar memorizar es tan limitado, tan de-acá, que sólo disfruto. El I. ha estado presente en todas mis pesadillas desde que le conocí.-
- Estás enamorada del Idiota.-
- Estuve, ayer tipo ocho. Justo allí se te pega la cáscara y sientes que los niños quieren arrojarte piedras para quebrarte y que no pueden. Te sientes inquebrantable. Cómo no le voy a querer.-
- ¿Y te decepcionó?-
- Te digo que es un caballero. Pero luego me dijo que era hora y que me tenía que sacar. Sacó sus tenazas de platino que precisamente habían sucedido a los pastores alemanes, y se sacó este relato brutal del tío que trabajaba en las minerías y que ahora estaba en uno de esos sanatorios divertidísimos llenos de mimos invisibles y de alguna forma no identifiqué a su humor como negro en lo absoluto y rompió la cáscara y cuando salí vi los pedazos y olía a sus dedos y tuve un deseo de decirle que le quería, pero entonces hizo otro comentario, brutalmente divertido y como que ya no era oportuno hablar de cosas serias ahorita. Se fue, besándome la mano. Yo me cagué de risa ese rato, queriéndome contener, y él, por buena onda, se me rió también. No me dejó ningún recado esta vez, y cuando salí, me acordé que todas mis primas seguían arriba, y allí sí me sentí sóla. Mis primas, y porque en mi familia se abolieron las sorpresas, siguen tan ordinarias como siempre. En fin: ¿qué hiciste vos anoche?-


martes, 3 de febrero de 2009

"No Queda Más Mermelada?" (Acústico)

Hoydía le llevamos al Moquiflojo a que visite a sus parientes en el manicomio. Digo, seguro me están malinterpretando desde ahorita: "le llevamos" suena a "le obligamos" y es más bien fue como "nos martirizó con indirectas al estilo de: Syd Barret me recuerda al Tío Hugo jugando al cuarenta durante tres semanas, y no nos quedó otra opción sino idearnos un reemplazo disque original para el picnic del domingo". Moquiflojo no tiene los huevos para proclamarse el Manipulador Universal, pero es de largo el más poderoso de nosotros. Lo que nos lleva una vez más a la refrán que no entiendo por qué nadie censura: "Todo el mundo te respeta si les amenazas con estornudarles". Obvio, sigue con gripe, y por eso mismo se quiere ir. Total y el Tío Hugo no ha sido sólo veterano de guerra, sino curandero, y, si los rumores son cierto, es un cevichista magnífico. Pero le comenté esto al Rulosdechendo y me respondió preguntándome quién carajo les iba a distribuir el marisco. Tengo estúpidas visiones sobre lluvias de camarón destrozando las tejas, lesionando transeúntes, perfumando avenidas. Saben mal, y más que como regalo divino mi Filtro del Subconciente la califica como uno de los films acerca de la Ira de Dios. Todos las tomas están en picada, lo que añade al complejo de superioridad.

El Moquiflojo abre la puerta y las visiones se esfuman. Huele a pies pero a pies que cercanos huelen distantes. No que yo converse tanto con Gente_Descalza, pero mientras ellos buscan la profundidad de las minas en el deliniado de la retina, yo no soy tan huevón y les veo los tobillos. Siempre me dicen más, siempre me son más honestas, siempre acabo queriendo conocerlas menos. Supongo que Los de Arriba se la pasan todo el día deprimidos, porque para ellos ya no hay sutilezas ni secretos ni ganas de cortejar-- para qué si igual ya se qué dientes no mismo se van a cepillar. Hay retratos genéricos de gente genéricamente importante y por alguna razón todos sonrien. Estamos en un manicomio, so bruto, me dice el Rulosdechendo. Hay ventanales que seguro les encandilarían en las noches despejadas y hay una máquina para cortar el césped, desmantelada, desconectada, acurrucada en una de las esquinas del comedor. Hay comida sobre la mesa, y sólo el Ramón ha tenido el valor de probarla. Dice que sabe mejor que la comida de los locos habitual. Hasta ese rato me había olvidado de su pasado.

Y entonces escuchamos el ruido del cambio de hora y entendemos que en este manicomio no puede haber un alma. Digo, almas, quizás, porque según el lema que leímos en la entrada la Gente de Acá estaba tan rayada que hasta podría querer quedarse, mordiendo el polvo y tratando de encontrarle el lado más amable. Tendrían una eternidad para desilusionarse. Moquiflojo suspira, confuso, y tres péndulos mortales con mortadela en las puntas se activan a cada pared. Supusimos que el administrador estaba medio loco también, porque para servir embutidos subvalorados media docena debía bastar. El Moquiflojo saca un pañuelo y toma una rodaja y la examina como si fuese no de otro mundo sino de otro tipo de mamífero y nos dice "Lo que me temía, es de koala." "Uh?" decimos al unísono, y entonces cae la tarde con un atardecer poco memorable y oscurece y nadie ha llegado.

Paranoia, azucarada. De alguna manera la siento peor. Me invaden memorias de grillos chismosos contabilizando las estadías en el arco iris y cobrándoles por servicios que no consumieron, de osos hormigueros que no llegan a cruzar el río para saludar a sus parientes HumanoBastardos, a pequeños buzos terrestres que han confundido a los péndulos con aletas y los han acariciado con demasiada confianza, a los enfermos exiliados a la tierra de Nadie, el profesor, y lo han contagiado de sus malos hábitos y le han hecho confesarse, escucho las confesiones de Nadie y me dice que él por él no hubiese muerto si no hubiese confesádose antes "Seguro, mi Raskolnikof" le dice la mujer y Nadie le propina una mordida y todos gritan todos se han arrojado al suelo a rodar mi vida y los péndulos nos rapan y quiero recuperar mis comas y no hay nadie en este sanatorio y nadie me las va a devolver y piratas que fluyen de las montañas a salvarnos pero recuerdo que ellos siguen oliendo a camarón y no quiero que entres pero te vas a morir y no quiero que entres pero entonces no vas a parar de delirar y qué y es que te va a dar hambre y tú no tienes el valor, como ellos, de confundir ratas con raviolis y mortadelas con enfermeras permisivas.
- ¡El Jardín!- grita el Ramón, y se abalanza hacia la otra puerta y claro, allí están todos los locos, descalzos sobre el huerto, oliendo cercanos.

-¡Fresas! ¡Fresas! - y comimos.

domingo, 1 de febrero de 2009

FAQ1

¿Con que bitácoras virtuales, eh?
Seh.
¿Como así?
Porque era lo correcto. Moralmente, me refiero. Precisamente ayer conversaba con un Evangelista Sensacionalista sobre esto. Le pregunté si tenía un blog y me dijo que obvio. Ha sido de la onda doom metal el man. Bueno, de todas formas, me dijo que un botón deBackspace equivalía a 75E75 tachones en la cartilla. Le dije que el tachón por lo menos mantenía la esencia de humanidad en el escrito, y el me dijo que ese ni cagando era mi estilo. Le dije que era la plena, acordándome de los Kraftwerk. O más bien de los Can. Seh, de los Can. También me acordé de mis sueños con un disco duro gigante y que le chocaban las olas y que se podría y que nadie le iba a llenar.
¿Y qué pretendes?
Invocar a la reminiscencia. Después de todo, eran nuestros antepasados los que comían la carne cruda. Dejar de cocer, supongo. Demostrar que los sartenes literarios están sobrevalorados y que al aceite vegetal sí se lo usa demasiado.
Uh?
Quiero que le lean a la carne cruda. 

Y te preguntas si podrás hacer una bomba con ella si está igual de chiclosa y la sangre se te mezcla con el arroz y está bien claro que así sí le vas a poder poner el parmesano encima sin que le abrume los sabores y te pones los pimientos y las especies porque ya no crees en las granjas de hoy en día y apenas cuando acabas de masticar un trozo te propones a cortar el siguiente y has olvidado activar las válvulas y un chorro se dispara hacia el retrato del Tío Hugo que cuelga de la puerta de la cocina y te preguntas si esa sería una coincidencia y se te va el apetito.


No sé qué foto poner.

sábado, 31 de enero de 2009

Superhéroes

La vida del Rulosdechendo se le está cayendo a pedazos.
- Mierda, se me desprendió otro trozo.-
Entonces todos tenemos que ponernos a buscar abajo de los matorrales, sacar las linternas y subirnos sobre las cercas. Casi siempre sí le encontramos, pero como el Rulosdechendo está tan nervioso, patalea cuando le ponemos la Brujita, y al final queda mal-reparado y claro, todos recordamos al muñeco del Nick Fury al que se le había salido el ojo que sí valía, o a la Batichica del Casitoproducido que los taiwaneses habían exportado con los muslos gordos y que igual estaba fresca y bastante más rica que la Mujer Maravilla pero sí estaba como que más accesible y de repente se le fue el complejo de heroína, y ahora quiere fingir ser igual de difícil que antes en vez de querer fingir salvar un mundo que no quiere que nadie le salve.

La Saraghina

El martes de noche vi mi nueva película favorita. Se llama Ocho y Medio, es de Fellini, y no calé ni la tercera parte.
Según yo es demasiado loca como para ponerme a redactarle una reseña , sobre todo cuando hay de éstos a la mano. Es una obra maestra, de eso sí no hay duda alguna.




El Ramón me dice que quiere ver conmigo mañana. Yo le dije que ya ya, para que se regrese a la habitación y para que deje de llorar, pero el chuchaqui se le proyecta intenso. 

viernes, 30 de enero de 2009

Sobre el 2ndo elepé de Hotel de Leche Neutral



hola

Soy Ramón. Encantado yo también. No, soy así. De alguna forma. Es que no me parieron bonito. Ahora sólo puedo poner siete palabras seguidas. Me gusta la música. El tango también. Yo no creo que sea este. El mensaje de introducción indicado, digo. Me gusta la poesía. Yo no sé qué es indicado y qué no. Me gustan casi todos los géneros. Me gusta el jazz. Me gusta el funk. Ok, no abombo. 
Amo este disco. Va más allá de todos los otros. Osea, no, pero de la mayoría. Digo ésto porque al principio no parecería. "It's a Grower". He escuchado el disco muchas veces. De eso no duden. No duden en el futuro, tampoco. Yo sí escucho antes de las reseñas.  Los productores no me pararon bola. Yo les digo que sí soy serio. Ellos me dicen que no puedo. Les pregunto si por las frases cortas. Me dicen sí. Mierda, digo. Nunca voy a trascender. No quiero, creo, tampoco. Brisa loca suena. Me deprimo. Bué. Es un disco magnífico. Se trata sobre la vida. Sobre la Ana Frank. Sobre siameses. Es genial, pero hay que darle tiempo. La voz es rara. Tienes que tomarte tu tiempo. Sólo así descubres las trompetas. Está buenazo el disco. La carátula es casi tan buena. 

ok la verdad es que estoy ligeramente ebrio y que no puedo mantener la concentración y ojalá se identifiquen con mi conflicto macabro entre el usar demasiado los signos de puntuación o ignorarlos completamente y me duele el pupo y suenan pequeños aviones de papel y me zumban el oído y me doy cuenta pero luego que sigo en la misma habitación donde escribí las sobrepuntuadas líneas y me arrepiento oh! sobremanera de haberme expuesto así a sus críticas y me viene un sinsabor profundo y se me atragantan pepas de alma en el esófago y me caigo en el barro y nado y de nuevo estoy en la misma habitación y ya no quiero escuchar esta canción en vivo porque para algo existen los estudios de grabación y recuerdo a mis propios estudios de grabación y recuerdo la gloria al escaparme pero el sinsabor no es mío ni de mis emociones sino del trago que estaba malísima y me doy cuenta que el celebrar mi escape es la más fatal de mis celebraciones porque mal que mal el estudio era mi único hilo de ilusión y si bien estaba ahorcándome ahora ya no me aferro nada sino a los eruptos hediondos del trago malísimo que quiero que cesen y no cesan que cesen y no cesan y sigo en la misma habitación y lloro

Can't believe how strange it is to be anything at all. - In the Aeroplane over the Sea.
Notar el "Holy Shit!" al final de Oh Comely. Tienen que conseguir este disco, pero hoy, para que les madure hasta el próximo fin de semana.

chao

jueves, 29 de enero de 2009

Señor Pañuelo

Quizás esta debió ser la primera entrada. No se imaginan cuánto le jodí al Casitoproducido para que me deje empezar la bitácora así. que no que no que tiene que ser un esfuerzo grupal pero igual sólo vas a redactar vos pero loco igual yo soy el que más credibilidad mantiene hablas huevadas si quieres preguntale al Manuel qué Manuel al Manuel el que limpiaba la percusión el siempre decía que vos eras un buen tipo pero no servías para redactar introducciones eso dijo? simón maldito Manuel él también era inepto no sé pero los tambores siempre estaban limpiecitos. La verdad es que Manuel tenía razón: el muy huevón nos humilló a toditos y pasó de Hemingway a las Sanducherías Morlacas a los Quiteños Sin Bíceps a cómo huele la libertad. Resorry por el mareo, en todo caso. No me malinterpreten: al Casitoproducito lo queremos y harto, pero a ratos se nos vuelve insoportable. No sé cuándo va a dejar de pelear con el Moquiflojo por la capitanía. El Moquiflojo, en cambio, es un huevón que sí sabe lo que hace, pero como nunca le manoseó la Gloria, no tiene idea de cómo liderar bonito. No sabe expresarse en serio, y si bien yo tampoco, por lo menos a mí ya se me pasó la timidez. Digo, relativamente.
Anyway.
7 de junio de 2006 y Moquiflojo se ha bañado dos veces. Está con una gripe de mierda que no se le va a pasar hasta el próximo jueves. Todos estamos ahuevados, porque sabemos que este es quizás nuestro último chance para colarnos en las sesiones de grabación. Hay Bulla Masiva en el corredor, y entonces sabemos, y entonces estamos seguros, el Ángel ha llegado. Uff. Guatoplesh. Sirán Sirán, maderos san de juan que huyen paranoicos huyen hacia las terrazas para observar a este ente divino que ha venido a la competencia y que la verdad nadie le esperaba excepto nosotros, porque claro, de tanto descole creativo, teníamos que idearnos algún pasatiempo lucrativo. El Moquiflojo, por ejemplo, lo sabe. Rulosdechendo está con él, esperando, y la Claudita le coge la pierna, que suda, pero suda con olor a flores silvestres y los poros nos gritan con una elegancia que viene de mucho más arriba que el Ángel. El resplandor atraviesa la puerta y entonces la Claudita le dice al Rulosdechendo que mejor le dejan un rato para que medite y yo me colo antes de que cierren la puerta.
- ¿Cómo va la gripe?-
- Mal.-
- Perfecto.-
Y nos ponemos a rezar, vaya a pasarle.
Y entonces zoom in a la mesa del jurado y a las bailarinas en diminutos corsés bailando sobre los diminutos candelabros quemándose las pies, y bailan tan tenue y tan firme y tan uniforme, y les quiero decir si están libres para esta noche pero recuerdo que esas mismas son las del video de jazz de anoche, que eran de la India, y que se iban mañana. Que sólo estaban acá de Vaca-ciones. Ok, basta de chistes sobre el hinduismo: el camarógrafo ya nos dijo la otra noche que era ateo. Entonces zoom in al resplandor del Ángel que contrasta con las cortinas tejidas y el muy cojudo del dj pone "Perfect Day" del Lou Reed, porque no mismo calan nada estos días. Un tipo una vez dijo que Lou Reed sólo escribía canciones sobre las adicciones y los travestis, y que Perfect Day no era sobre travestis. El jurado gime conmovido como si efectivamente ninguno de ellos hubiese nacido con personalidad y como si este sólo fuese otro set de rodaje y me pregunto si nos estarán filmando y si los camarógrafos podrán captar con objetividad la esencia de un concurso de Aseo. Recuérdese que el resplandor sólo le dará puntos de penalización al Ángel, porque no permite examinar el cuerpo con la rigurosidad necesaria. Nah, huevadas, si a los de Arriba siempre les dan todas las ventajas. Entonces se escucha un score de 9.3, y todos estallan de ganas de querer tocarlo, pensando que el pobre Ángel es una ducha de carne o un balneario alado, y él les dice que no se acerquen si quieren una palanca efectiva con el San Pedro. 
Pero el Moquiflojo no se conmueve, y se acerca apenas suena el silbato y se desnuda y miden la capa de sarro y la capa de mugre y los auras de smog que se adhieren y ven que ni siquiera tiene lágrimas secas en las mejillas o sudores en el ombligo y le confieren un 8.7 y el Ángel celebra patética y pedantemente y yo no sé de dónde el Moquiflojo habrá conseguido ese temple que le fluyó en las arterias esa mañana, porque apenas su score se pronunció dijo al estilo de "cambia esa huevada" y el DJ nos puso a los Beastie Boys y luego nos puso a los Beach Boys y nos dijo que ni se nos ocurra pedir por los Pet Shop Boys y asentimos y el Moquiflojo, con los testículos dilatados y a punto de estallar, y con la testosterona que se le salía como espuma por la boca, y se desparrama todito y las mentes preocupadas que calculan que su índice bajaría a 3.9 o a 3.6, y que con eso ni entraría ni a los Jardines para ver su propia premiación pero el Moquiflojo los ignora y alza sus brazos extendidos y eleva sus palmas huesudas como antenas hacia el cielo, y se inclina 45 grados pero no con el mar como tangente sino con el piso flotante y eso es suficiente para que su nariz quede a la altura de los zapatos del Ángel y le estornuda en la brevísima intersección Calcetín - Tobillo, y el Ángel grita y se desploma; parecería desde lejos que está llorando. El jurado revisa el reglamento y las páginas que van y vienen y la Tabla de Contenidos y el Índice dónde carajo está y parece que nada impide liberar la enfermedad sobre el contrincante si este se encuentra en superiores condiciones, y todos nos conmovemos y arrojamos al Moquiflojo por los aires pero como estábamos acostumbrados a que el Ángel le gane lo lanzamos muy alto y no puede controlarse porque no tiene alas, y cae y se llena de la tierra y debe ser el tipo más sucio del salón, excepto por el Ángel, que está con la pierna verde.
Fue etéreo.


Esta sí creo que es sobre travestis. 

One Flew over the Cuckoo's Nest

Lo más chistoso es que ni siquiera deberíamos existir a forma de ideas o de pequeñas pulsaciones que tampoco deberían haberse sucedido en ideas. Como panetones en semana santa o como un sistema operativo que no se cuelga, somos milagros de dos dimensiones, quizás libres, quizás vivos, y aunque deberíamos haber sido criados con tremendo complejo de inferioridad, por ni siquiera aparecer en las carátulas de atrás de los singles más oscuros, nosotros sí nos cagamos en todo, y no respetamos a nadie y ni siquiera tenemos buena ortografía o semántica o gramática. Nunca nos consideraron no porque nos falte el espíritu o las ganas de flotar, sino porque nos falta la seriedad, y recién ahora nos dimos cuenta que los huevas tibias de Eblogger no nos iban a censurar nada. Tampoco es que seamos marineros o algo así: por algo el Moquiflojo ganó el título de Más Aseado del Barrio el año pasado. 

Huele riquísimo afuera. Como los árboles, Faulkner Style. Ni siquiera acabamos el libro y ya lo plagiamos. Había este quiteño rayadísimo que nos decía en los talleres que la literatura era el plagio más grande de todos. Siempre se ponía chalecos sin manga. Supongo que tiene razón, y por eso mismo creo que los libros que los curas le hacen leer de chico le culminan cagando la prosa. Pero no nos vamos a poner polémicos en el primer post: de una forma u otra, somos los menos desarrollados de todos. Somos los loops del fondo y las líneas de bajo más ordinarias. Los samples que el quinto integrante se pone a grabar en la playa. Estamos tan crudos que ni el ahueve se nos pasa, y el Rulosdechendo no puede ni respirar bonito.  Reserio lo del quiteño: en los 30 días del taller, le vimos los bíceps literarios todos los putos días. Hecho Hemingway el infeliz, y al final acaba todo con la efe de Fabulosamente Poco Desarrollados, los Músculos. 
Eso sí, ni bien salimos, el Ramón se encontró con esta maravilla en la tienda de discos usados (entre las calles www.pirate y bay.org) . Según el man, que no es para nada snob, es lo mejor que ha salido desde el 10 de octubre del 2007. Como si no hubiese nacido ayer.



Es el Merriweather Post Pavilion de los Animal Collective, y está más bueno que el ají de Doña Piedad. Aunque por allá no hemos pasado en años: ahora que sí estamos libres, deberíamos revisar la tabla de prioridades. ¿Quién sabe dónde juega el próximo partido el Delfín, de todas formas?